Para partir, ¿Qué es del Ojo de Buey? ¿En qué consiste esta pudrición?
Blancaluz Pinilla: La Pudrición Ojo de Buey, causada por el hongo Neofabraea alba, es una pudrición de postcosecha que cumple una década en Chile. Por esto, no es una enfermedad nueva y, quisiera destacar, no es una enfermedad cuarentenaria. Eso sí, es una enfermedad difícil de entender para el productor debido a que él entrega fruta sana y luego ve que ésta se pudre durante el almacenamiento en Chile o en el viaje a los lugares de destino.
¿Qué debe considerar el productor para hacer un adecuado programa de control de Ojo de Buey?
B.P.: Lo primero que hay que entender es que un buen programa de control no se basa exclusivamente el uso de fungicidas o fosfitos de potasio, sino que en un manejo integral que incluye una correcta limpieza del huerto, tratamientos invernales, además del programa de aplicaciones en verano.
La limpieza del huerto es fundamental para reducir el inóculo inicial que siempre existe en los huertos de manzanos ubicados de la VII Región al Sur en donde ocurran normalmente lluvias alrededor de 40 días previos a la cosecha. Por esto, es importante no dejar fruta en el árbol, ya que este hongo no vuela sino que es diseminado principalmente por la lluvia. Si el productor no limpia su huerto para reducir este inóculo, llegará a la primavera siguiente con fruta de la temporada anterior, porque su descomposición en los meses de invierno es muy lenta y, cuando las condiciones de temperatura y humedad lo permitan, el hongo producirá inóculo sin problemas en esas manzanas que quedaron colgadas.
Para complementar la limpieza mecánica se puede pensar, según el historial del huerto, en un tratamiento de invierno, especialmente con polisulfuros de calcio. Estos tratamientos de invierno no son para controlar la enfermedad, sino para reducir su inóculo.
Luego vienen los programas químicos, a partir de 40-45 días previos a la cosecha, que deben ser diseñados considerando el historial y manejo del huerto, además de la zona geográfica. Esto último, asociado a las condiciones climáticas. Estos programas pueden considerar aplicaciones 40,30,20 y 10 días antes de cosecha (DAC) o bien 45, 30 y 15 – 30, 20 y 10 DAC.
¿Qué ocurre si no hay una adecuada limpieza del huerto?
B.P.: Todos los productos químicos tienen un techo de acción. Cuando el inóculo presente en el huerto supera ese techo, que es el nivel de acción, los programas de control que se empleen no funcionarán adecuadamente, sea que estos incluyan fungicidas o productos como los fosfitos de potasio, porque no se puede pedir milagros. El productor tiene que encargarse de tener un huerto limpio, que en el invierno se hagan los manejos necesarios para reducir inóculo, para que cuando el huerto brote, lo haga lo más sano posible. Si eso es así, todos los programas que se hagan para el control de Venturia, Oídio, Pudrición Calicinal, Corazón Mohoso y Ojo de Buey van a funcionar. Entonces hablamos de un manejo integral del huerto. Eso hay que entenderlo muy bien.
¿Qué importancia tiene la humedad o las lluvias de verano el desarrollo de esta enfermedad?
B.P.: N. alba es un hongo de verano, por lo tanto le gusta el calor, temperaturas promedio de 25 grados aproximadamente, además de la humedad relativa alta, es decir, que haya fruta mojada. Estas dos condiciones se dan en los huertos de Curicó al Sur, incluida la Novena Región, lo que prácticamente no ocurre en la VI Región, a excepción de Chimbarongo, que sí cumple las condiciones climáticas para que la enfermedad se desarrolle.
Por lo anterior, las manzanas que más Ojo de Buey tienen son las que se cosechan más tarde, es decir, a fines de abril, mayo, y la de aquellos huertos localizados hacia la cordillera o con lluvias más frecuentes.
¿Como ocurre la infección?
B.P.: El inóculo puede estar presente en los frutos, como mencionó anteriormente, pero también en las ramillas del año. La principal vía de entrada son las lenticelas. Así, cuando ocurren condiciones de alta humedad relativa de manera prolongada la lenticela “se ablanda” y queda más receptiva a la entrada de las conidias. Por eso es que la aplicación de productos químicos tiene que hacerse antes de la cosecha, antes que se produzca la penetración del hongo a la manzana, porque una vez dentro de la manzana es muy difícil controlarlo.
De ahí la importancia de la elección del primer producto que se va a incluir en el programa de control. En el caso del ensayo realizado la temporada anterior mencionado en este artículo, usamos kresoxim metil, aunque hay otras alternativas, ya que este fungicida ha resultado poseer una excelente acción de control de este patógeno. Esto lo digo porque cuando trabajé en La Platina evaluamos todos los productos registrados para el control de enfermedades de los manzanos y el kresoxim metil fue uno de los más eficientes. Este resultado se ha venido repitiendo en todos nuestros ensayos a lo largo de estos años.
¿Cuándo se desarrolla el “Ojo de Buey” que da el nombre a esta enfermedad?
B.P.: Hay que recordar que las manzanas son frutos climatéricos, y se cosechan con una determinada firmeza y contenido de azúcar. Durante la guarda refrigerada los frutos pierden firmeza y ganan azúcar. Asimismo en cámaras de atmósfera controlada el hongo necesita un tiempo para aclimatarse a la temperatura de 0º C, a la oscuridad de la cámara y a la falta de oxígeno que son condiciones adversas para su desarrollo. La expresión de los síntomas de la pudrición aparece generalmente después de los tres meses de guarda y es ahí cuando aparecen estos “ojos”. Por el contrario, si se ha producido la infección en el huerto y el hongo está dentro de la lenticela, si la fruta se cosecha hoy y se vende mañana, nunca se va a ver la pudrición.
¿Cuál es el aporte de los fosfitos de potasio en un programa de control del Ojo de Buey?
B.P.: Los fosfitos de potasio son un complemento al fungicida que se aplica primero en un programa de control y cumplen otro rol, que es el de estimular los mecanismos de defensa de la planta, que es algo bastante conocido y que nosotros hemos podido comprobar a lo largo de esta década de ensayos. Hemos visto que al usarlos se mejora la calidad de la cutícula de la manzana, lo que impide la penetración de las conidias a las lenticelas. Además, el potasio mejora el color de la fruta, que adquiere una muy buena calidad cosmética.
¿Se puede basar un programa de control sólo en fosfitos de potasio?
B.P.: Nosotros hemos visto que el kresoxim metil es imbatible. Además, está el tema de los residuos en la Unión Europea, donde la tolerancia, que es alta, no debiera ser un problema, pero es un activo más que hay que sumar.
¿Se puede considerar el cobre dentro del programa?
B.P.: En el ensayo de esta temporada, que debo decir, ocurrieron lluvias después de las tres aplicaciones realizadas, evaluamos la eficiencia de tres aplicaciones de hidróxido de cobre 35 WG, con resultados similares a los obtenidos por las tres aplicaciones de los fosfitos de potasio. Eso sí, hay que considerar que los hidróxidos de cobre pueden dejar un depósito de color azul en la cutícula, el que probablemente salga durante el proceso, pero que a los productores no le gusta. Es un tema más bien cosmético. Sin embargo, cuando hay una humedad relativa muy alta, las gotas del pulverizado, con el cobre en suspensión, quedan por mucho tiempo y pueden dañar las lenticelas. No es problema del producto, sino que de la condición climática del huerto.
En fin, se pueden hacer distintos tipos de programas, pero siempre considerando que no hay comparación entre un programa que incluya primero un fungicida frontal seguido de aplicaciones de fosfitos de potasio 40-20, o bien, dependiendo del historial del huerto, un fungicida seguido de un segundo fungicida que puede ser perfectamente captan y luego un fosfito. La decisión final va a depender de la zona geográfica y de la cantidad de lluvia caída, del historial y manejo del huerto, de la variedad de manzana y del tiempo de guarda refrigerada más los días de viaje a los distintos mercados de destino.
¿Qué valor aportaría la aplicación de fungicidas en la post-cosecha de la fruta?
B.P.: Esta pudrición no se contamina en post-cosecha, es decir, no hay contagio por contacto de las manzanas dentro de los bins, durante la guarda, ni durante el proceso. Por esto, para esta enfermedad, las aplicaciones de fungicidas en la post-cosecha no son aporte real.
El programa de fungicidas para Venturia, ¿tiene algún impacto en el control de Ojo de Buey?
B.P.: Si nosotros analizamos cualquier programa para el control de Venturia en manzanos, vemos que los árboles están protegidos desde puntas verdes hasta que no existan más condiciones para su desarrollo, lo que ocurre generalmente a fines de noviembre o principios de diciembre. Sin embargo, en ese período el inóculo de Ojo de Buey está latente, porque a este hongo, como ya lo dijimos, necesita condiciones de mayor temperatura y humedad y que los frutos ya tengan algo de azúcar, por lo que los programas de control deberían iniciarse a los 45 – 40 días antes de cosecha.