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Entrevistas

25 Septiembre 2015

Lobesia botrana, a siete años de su identificación

Luis Sazo, Entomólogo U. de Chile.

Considerando la relevancia de Lobesia botrana, los esfuerzos que desde hace siete años se realizan para su erradicación y/o contención, así como su posible efecto sobre las exportaciones chilenas de fruta fresca, Agrospec decidió realizar una entrevista en profundidad al destacado entomólogo de la Universidad de Chile Luis Sazo R., integrante del grupo de trabajo conformado para enfrentar la Lobesia en Chile. El especialista compartió su opinión con relación a la situación actual y futura de la plaga en el país.

Un poco de historia

Originaria de Europa, la polilla del racimo de la vid o Lobesia botrana fue identificada por primera vez en Chile en abril de 2008 en el Laboratorio de Entomología Frutal de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile por el equipo liderado por Luis Sazo, quién informó al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) sobre la presencia de esta importante plaga en el cultivo de vid vinífera en el sector de Linderos (RM), proporcionando material visual del insecto y las preparaciones de genitalias de machos y hembras que permitieron su identificación.
A partir de esta fecha el SAG declaró su control obligatorio, implementando una serie de medidas tendientes a su erradicación y/o contención en vides, hospedero primario de la plaga, así como en otros cultivos que han sido hospederos ocasionales de la misma.

Situación actual

Vides

Luis Sazo recalca que la vid, de mesa o vinífera, es el único hospedero primario de Lobesia botrana. Su presencia en el cultivo podría implicar graves daños a la producción y la imposibilidad de exportar fruta fresca a importantes mercados de destino, donde es considerada plaga cuarentenaria, tales como Estados Unidos, Canadá y Corea del Sur. No obstante lo anterior, desde la perspectiva del manejo de la plaga, la situación más preocupante está en la vid vinífera, en especial en la Región del Maule, ya que:
– La rentabilidad del cultivo se ha visto seriamente afectada en las últimas temporadas. Como resultado de ello, pequeños productores del Maule han abandonado sus viñedos, convirtiéndose en focos de infestación permanente para otras unidades productivas de la zona.
– El costo asociado al programa de control de Lobesia botrana requiere 6 aplicaciones mínimo por temporada, lo que para los pequeños agricultores es difícil de afrontar.
– En muchas ocasiones la plaga está presente en baja densidad y no implica necesariamente un daño directo ni económico importante para el viticultor.

Arándanos

Para el entomólogo, el arándano es un hospedero ocasional o secundario de Lobesia y su presencia podría deberse a la cercanía del huerto a vides caseras o silvestres no tratadas, o bien, a parronales o viñedos que no han tenido un manejo adecuado de la plaga. Su daño directo al cultivo es marginal pero su detección es siempre un riesgo para los mercados cuarentenarios e implica la necesidad de realizar el programa completo de control y, la obligación de fumigar la
fruta proveniente de las regiones de O Higgins, del Maule y del Bío Bío para su ingreso a Estados Unidos, principal destino de exportación del arándano. El problema se concentra principalmente en la Región del Maule, donde se encuentra un 30% de la superficie de este cultivo.

Ciruelos

Al igual que en arándano, Sazo señala que el ciruelo también es un hospedero ocasional o secundario para la plaga y su detección ha sido básicamente en la RM, probablemente por infestación desde vides caseras. Su daño directo al cultivo es marginal.

Visión a mediano plazo

El especialista considera que, desde la Región de Valparaíso al norte y desde la Región del Bío Bío al sur, la plaga logrará ser erradicada.
No obstante, para las regiones Metropolitana, de O Higgins y del Maule su visión es menos optimista. En ellas, el objetivo ha sido la contención de Lobesia botrana, sin embargo, las capturas en la Región del Maule han aumentado preocupantemente en las últimas temporadas, por lo que hoy constituye un foco atención, no solo por las razones ya mencionadas sino, porque esta región concentra una importante superficie de arándanos y otras especies frutales.

Para el profesional, el éxito del programa a mediano plazo, se basa principalmente en el adecuado manejo de la Lobesia en vid. Si se controla en su hospedero primario, se evitan riesgos en otros frutales de exportación. Por ello, considera fundamental abordar con fuerza los siguientes aspectos:
– Incorporar las vides caseras y silvestres a los programas de control. De hecho, solo desde hace cuatro años se han incorporado parte de estas vides en los programas de manejo de la plaga.
– Contar con una importante campaña de difusión, cuyo objetivo sea informar y crear conciencia en la comunidad que forma parte o se encuentra cercana a la producción de frutales y viñedos, sobre la relevancia e implicancias del problema. Para el profesional, este es un aspecto clave ya que sin la cooperación de la comunidad la erradicación o contención de Lobesia no será viable. Ejemplo de ello, es la amplia campaña de divulgación realizada en California, Estados Unidos, la que sin duda concluirá, por primera vez en la historia, con la erradicación de la plaga.
– Racionalizar la cantidad de productos químicos autorizados para el control de Lobesia botrana, algunos de ellos con débil acción sobre esta plaga y/o períodos de control recomendados por sobre lo que realmente pueden otorgar.

Estrategia de control químico

Para lograr un control exitoso, Sazo recomienda considerar los siguientes aspectos:
– Controlar las tres generaciones que presenta la plaga. En el caso de vid de mesa el control de la tercera generación es determinante e imperioso. Se debe blindar el racimo para evitar la infestación externa, especialmente, desde parrones caseros.
– Emplear productos eficaces, con un período de protección adecuado para la plaga y con tolerancias en mercados de destino.
– Realizar aplicaciones que garanticen el cubrimiento efectivo del racimo. En la segunda generación aplicar preferentemente al inicio del período indicado por el SAG, ya que un atraso implicará mayor dificultad para posicionar el insecticida al interior del racimo.
– Realizar controles en vides caseras y silvestres cercanas al cultivo.
– Prevenir el acarreo o traslado de la plaga desde unidades infestadas.
Con respecto a los productos a utilizar, el especialista también nos entrega una pauta de qué tipo de productos se debe emplear según la generación de Lobesia a controlar.
– 1ª generación de la plaga (2ª quincena octubre a 1ª semana noviembre, aprox.): Emplear un insecticida con acción ovicida y continuar con uno que tenga acción ovicida y larvicida.
– 2ª generación de la plaga (2ª semana diciembre, aprox.): Utilizar un producto larvicida con acción ovicida y luego continuar con uno de acción larvicida. Es importante que el insecticida quede al interior del racimo.
– 3ª generación de la plaga (febrero-marzo e incluso abril): Aplicar productos con acción larvicida, tanto en la primera como en la segunda aplicación de esta generación.

Presencia conjunta de Lobesia botrana y otras plagas

Finalmente, Luis Sazo destaca que en la mayoría de las situaciones Lobesia no se presenta sola, sino de la mano de otras plagas habituales y de gran relevancia en vides, ciruelos y arándanos. Por ello, la elección del producto debe considerar el conjunto de plagas presentes. Por ejemplo, en uva dme mesa, desde cierre de racimo a pinta, se podría encontrar Lobesia botrana, trips californiano y chanchito blanco; en ciruelo escama de San José junto a la primera generacin de Lobesia y polilla oriental junto a la segunda generación de la plaga. En ambas situaciones, activos de amplio espectro o de acción multipropósito, podrían constituir una excelente herramienta de control. Es así que, acetamiprid se perfila como una molécula muy interesante ya que controla eficazmente las plagas mencionadas, cuenta con cortas carencias y posee amplias tolerancias en mercados de exportación de fruta fresca.

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