Luis Sazo R., Ingeniero Agrónomo, Universidad de Chile
Ana María Prado B., Ingeniero Agrónomo, Gerente Técnico Agrospec
El activo acetamiprid comenzó a usarse en pomáceas hace alrededor de una década, luego de la detección de resistencia de la Escama de San José a los insecticidas organofosforados. Desde ahí, su uso ha ido en aumento por su alta eficacia, amplio espectro de acción, altas tolerancias y cortas carencias en los mercados de destino y por ser un reemplazo competitivo de moléculas de mayor impacto ambiental.
El activo acetamiprid es un neonicotinoide que pertenece al sub-grupo de las cianoguanidinas lo que lo distancia de aquellos que se han visto cuestionados por su alto impacto ambiental, especialmente en lo relativo a la toxicidad de las abejas (cuadro 1), por presentar un menor impacto ambiental que otras alternativas tradicionales (Kovach et al, 1992).
Sumado a lo anterior, acetamiprid presenta altas tolerancias y cortas carencias en distintos frutales lo que permite realizar varias aplicaciones en la temporada sin sobrepasar los LMR de los principales mercados de destino. Esto es especialmente destacable en el caso de las pomáceas. Por ejemplo, para manzanas, Asoex indica carencias de 5 días para los mercados más relevantes (cuadro 2). Estudios supervisados de degradación de acetamiprid usando una formulación polvo mojable (WP) en la zona centro-sur mostraron que los niveles de residuos en la fruta, desde el día de la aplicación, están por debajo de los LMR de los principales mercados de destino, incluso con 2 o, excepcionalmente, 3 aplicaciones en la temporada (figura 1).
Dado lo persistentes que son los residuos de este insecticida, si no se quiere que sea detectado en manzanas a cosecha para no aumentar el número de activos, es necesario aplicarlo hasta la primavera temprana (principios de noviembre aproximadamente, para formulaciones polvo mojable).
Acetamiprid en programas de pomáceas
En pomáceas, acetamiprid puede ser usado para el control de escamas, polillas chanchitos blancos, trips de california y langostinos, permitiendo que una aplicación, según el momento en que se realice, controle más de una plaga a la vez, lo que tiene ventajas en término de costos y también en la cantidad de residuos en la fruta. Esto pone a acetamiprid como una alternativa que presenta una de las más favorables relaciones costo-beneficio.
Ahora bien, en un programa de control de plagas estándar en pomáceas, acetamiprid debiera ser aplicado en la primera generación de escama de San José (Diaspidiotus perniciosus, ESJ), que se inicia aproximadamente a comienzos de noviembre. En este momento, acetamiprid permitirá controlar efectivamente las ninfas migratorias, así como también las escamas en estado de gorrita blanca que puedan ya estar fijadas al momento de la aplicación y además, polillas (fenología de la ESJ, fig. 2). Estudios recientes del efecto residual del acetamiprid y otros insecticidas en el control de ESJ, aplicados en terreno y con posterior infestación de manzanas a diferentes intervalos post-aplicación en laboratorio, mostraron que solo un 4% de las ninfas que lograron fijarse 20 días después en el tratamiento de acetamiprid, alcanzaron el segundo estado, comparado con un 90% de las ninfas fijadas del testigo sin tratar o un 68% de las ninfas fijadas en manzanas tratadas 20 días antes con clorpirifos (Sazo et al, 2016). Esto muestra que, además de controlar efectivamente las ninfas migratorias, acetamiprid afecta de manera importante el desarrollo posterior de las ninfas que logran fijarse.
Es importante destacar que el éxito del control de la ESJ en frutales está basado en un programa de control que parte con una aplicación de invierno de aceite mineral al 2% o de piriproxifen + 0,5% de aceite, este último aplicado antes del 10-15 de agosto, cuidando de cubrir profusamente la madera. Lo que no sea controlado por esa primera aplicación, dará origen a la primera generación que se controlará posteriormente en noviembre. Bajo este escenario, el control de la segunda generación de la ESJ puede no ser necesario, salvo que exista contaminación importante de fuentes externas, como huertos aledaños o plantas ornamentales de la periferia. En este caso, una aplicación de acetamiprid para el control de polillas, será suficiente para controlar esta migración de ninfas que debiera ocurrir durante el mes de enero.
Dado la enorme capacidad de reproducción de esta especie, su alto impacto productivo, la alta prevalencia de la plaga en la zona centro y centro-sur y la dificultad de controlar a medida que aumenta la canopia, se hace necesario implementar un adecuado programa de control desde el establecimiento del huerto.
Posteriormente, acetamiprid puede ser usado en enero como parte del programa de control de polilla, considerando una residualidad mínima de 14 días para la dosis estándar de 12 gramos de producto comercial al 70%. Un estudio del período de protección de distintas concentraciones de acetamiprid, realizado recientemente por el laboratorio de entomología frutal de la Universidad de Chile, mostró que una concentración de 15 g/100 litros de producto comercial al 70%, es estadísticamente mejor que la dosis de 12 g/100 litros de producto comercial, lo que justificaría su uso.
Usos en plagas de importancia secundaria
El activo acetamiprid es una buena alternativa para el control de escama morada del manzano (Lepidosaphes ulmi), plaga que, a pesar de no aparecer con frecuencia, cuando lo hace, rápidamente puede constituir un problema. Esto se debe a que no es posible controlarla mediante aplicaciones invernales y a que el período de control en primavera no coincide con el de la ESJ ni con de la polilla de la manzana. En este caso, es posible controlarla aplicando acetamiprid sobre ninfas recién fijadas, aproximadamente en la primera quincena de octubre. Esta aplicación también permitirá controlar otras plagas que pudieran estar presentes en ese momento, como el langostino del manzano.
En relación al control del langostino (Edwarsiana crataegui), que hasta ahora no ha sido un problema, es posible que se produzcan aumentos de esta plaga, como consecuencia de la eliminación de la aplicación de carbaryl como raleador químico. Las dosis en que se usa acetamiprid para el control de otras plagas, permiten lograr un control total del Langostino por al menos 21 días, como se muestra en el cuadro 3.
Resistencia de plagas
Si bien no hay antecedentes en el país de resistencia de alguna plaga a este activo u otro del mismo grupo IRAC (Comité de Acción para la Resistencia a los Insecticidas, por sus siglas en inglés) y con el objetivo de resguardar el uso de este ingrediente activo en el tiempo y evitar la aparición de resistencia, especialmente en el caso de polilla de la manzana, se recomienda aplicar máximo 2 veces por temporada para ESJ o polilla de la manzana en generaciones sucesivas. En el caso de que se aplique 2 veces en una misma generación, podrían realizarse tres aplicaciones por temporada, en variedades tardías.
Conclusiones
El insecticida acetamiprid es una herramienta efectiva y versátil para el control de escama de San José, polillas y langostinos en pomáceas, con un bajo impacto ambiental.
Referencias
Asociación de Exportadores de Chile. 2017. Agenda de pesticidas. www.asoex.cl.
J. Kovach, C. Petzoldt, J. Degni, and J. Tette. 1992. A method to measure the environmental impact of pesticides. New York’S Food and Life Science Bulletin, Number 139, 1992.
Iwasa, T., Motoyama N., Ambrose J. and Michael Roe, R. 2004. Mechanism for the differential toxicity of neonicotinoid insecticides in the honey bee, Apis mellifera. Crop Protection 23 (2004) 371–378.
Sazo, L., Sanhueza, V., Sepúlveda, H. y Prieto, M. 2016. Eficacia de acetamiprid, fosmet, clorpirifós y pyriproxyfen sobre ninfas de Diaspidiotus perniciosus (Hemiptera: Diaspididae) en manzanas. Revista de la Sociedad Entomológica Argentina 75 (1-2): 37-43.